jueves, 8 de septiembre de 2016

Trafico De Flora.

Algunos todavía creen que el tráfico ilegal es solo de drogas y de armas. La verdad dolorosa también es esta: el segundo comercio ilegal más grande del país es de sus recursos naturales.

Además de la fauna, que se exporta para el comercio multimillonario de Estados Unidos y Europa, donde una guacamaya, por ejemplo, puede comprarse en varios miles de euros, la madera y las plantas ornamentales también se ven afectadas por la extracción abusiva.

En el mercado ilegal, la tala de árboles mueve fortunas. Árboles centenarios de las selvas del Amazonas, del Chocó, de La Macarena, del Darién, de la Orinoquía, árboles que son casa de numerosas especies animales, terminan aserrados como materia prima para muebles, pisos, puentes, lápices, hojas de papel.

En el mercado local, las especies más perseguidas son el musgo y la palma de cera, sobre todo en Navidad y Semana Santa. Los coleccionistas pagan dinerales por orquídeas y bromelias que son arrancadas, incluso, en las reducidas zonas boscosas que todavía sobreviven en los límites del Valle de Aburrá.

El daño que causan los traficantes y sus compradores pone de manifiesto la ignorancia de la gente sobre la preservación ambiental. Aunque cuesta creerlo, advierten las autoridades, muchas personas aún no se enteran de la urgencia de no adquirir bienes naturales, pues esa actitud solo acrecienta el comercio, que en últimas representa la reducción de las periferias ambientales. Eso cree Álvaro Cogollo, biólogo y director científico del Jardín Botánico de Medellín.

No hay comentarios:

Publicar un comentario